Las sociedades anónimas son consideradas entidades jurídicas independientes, por lo tanto, sus deudas no son responsabilidad de sus accionistas. La única forma en que estos últimos pueden ser responsabilizados es si demuestran mala fe en la administración de la sociedad. Esto significa que los inversores en una sociedad anónima solo pueden perder el monto de su inversión, pero nunca más. Esta es una de las principales ventajas de este tipo de sociedades.
Por otro lado, las sociedades anónimas deben cumplir con ciertos requisitos para mantener su independencia. En primer lugar, deben tener un capital social mínimo de $3.000.000 (tres millones de pesos). En segundo lugar, deben tener al menos 7 (siete) socios. Y en tercer lugar, deben estar inscritas en el Registro Público de Comercio.
Cabe destacar que, aunque las sociedades anónimas son consideradas independientes, sus administradores y gerentes son responsables de la gestión de la sociedad y, por ende, de sus deudas. Si la sociedad anónima incumple sus obligaciones y no puede pagar sus deudas, los administradores y gerentes pueden ser responsabilizados por esto.
En conclusión, las sociedades anónimas son consideradas entidades independientes y sus deudas no son responsabilidad de sus accionistas. Sin embargo, sus administradores y gerentes son responsables de la gestión de la sociedad y, por ende, de sus deudas. Si la sociedad anónima incumple sus obligaciones y no puede pagar sus deudas, los administradores y gerentes pueden ser responsabilizados por esto.