Una compañía comercial es una empresa dedicada al comercio, es decir, a la compraventa de bienes y/o servicios. En la mayoría de los casos, se trata de una sociedad de personas o de capital. Según el tipo de negocio que realice, una compañía comercial puede estar regulada por una serie de normas y leyes específicas.
La actividad comercial puede desarrollarse a través de un establecimiento físico, como puede ser una tienda, o mediante internet, en cuyo caso hablaremos de comercio electrónico. De hecho, cada vez son más las compañías que deciden externalizar su venta online, utilizando plataformas de e-commerce especializadas.
En cualquier caso, las compañías comerciales deben contar con un almacén en el que almacenar los productos que van a vender. También es importante que se cuente con un equipo de ventas y un sistema de logística eficiente, que garanticen una entrega rápida y segura de los productos adquiridos por los clientes.
Una empresa comercial es una entidad que se dedica a la venta de productos o servicios. Puede ser una tienda, una fábrica o cualquier otro tipo de negocio. Las empresas comerciales son muy importantes para la economía, ya que generan empleo, riqueza y bienestar social.
Una empresa comercial es aquella que tiene como objetivo principal el comercio de productos o servicios. En otras palabras, estas empresas se dedican a la compraventa de bienes y/o prestación de servicios. Por lo general, el comercio se realiza con el objetivo de obtener un beneficio económico, aunque también puede haber otras motivaciones. Por ejemplo, algunas empresas comerciales pueden estar orientadas al comercio justo o al comercio ético, en el que se tienen en cuenta otros factores además del beneficio económico.
En general, las empresas comerciales pueden clasificarse en dos grandes grupos:
En cualquier caso, para que una empresa pueda considerarse comercial debe tener como objetivo el comercio de productos o servicios. No obstante, no todas las empresas que comercian son comerciales. Por ejemplo, las empresas de servicios no suelen considerarse comerciales, aunque muchas de ellas presten servicios de comercio, como por ejemplo, una empresa de mensajería o una agencia de transporte. Tampoco suelen considerarse comerciales las empresas de producción, aunque muchas de ellas produzcan bienes para el comercio, como por ejemplo, una fábrica de ropa o una empresa de alimentos.
La compañía es una asociación de personas que se dedican a una actividad común y tienen un capital social repartido en acciones. Las compañías pueden ser de dos tipos: las sociedades anónimas y las sociedades de responsabilidad limitada. En ambos casos, los socios responden solidariamente frente a terceros por las deudas contraídas por la compañía, pero en el caso de las sociedades anónimas, la responsabilidad de los socios está limitada al importe de las acciones que posean. Actualmente, la mayoría de las grandes compañías son sociedades anónimas.
En España, la Ley de Sociedades de Capital regula el funcionamiento de las compañías, y se divide en dos grandes bloques: el derecho de sociedades y el derecho de sociedades mercantiles. El derecho de sociedades se aplica a todas las compañías, mientras que el derecho de sociedades mercantiles se aplica únicamente a las compañías que se dedican a actividades mercantiles. Las compañías que no se dedican a actividades mercantiles se denominan compañías no mercantiles.
Para constituir una compañía, es necesario que los socios acuerden un contrato social en el que se establecen las reglas básicas de funcionamiento de la compañía. En el contrato social se establecen, entre otras cosas, el capital social de la compañía, el domicilio social, los objetivos de la compañía y las reglas de funcionamiento interno. Una vez que se ha acordado el contrato social, se debe inscribir la compañía en el Registro Mercantil.
Las empresas comerciales tienen como objetivo primordial maximizar sus beneficios. Para ello, las compañías se dedican a la producción y venta de determinados bienes y servicios. En la mayoría de los casos, estas empresas se rigen por una estructura jerárquica, en la que unos pocos directivos toman las decisiones y el resto de trabajadores las ejecutan. Sin embargo, cada vez es más frecuente que las compañías sean organizaciones más horizontales, en las que todos los empleados tienen voz y voto a la hora de tomar decisiones. En cualquier caso, la finalidad última de las empresas comerciales es aumentar sus beneficios, es decir, generar más dinero del que invierten.