En seguros, el asegurado es la persona que contrata el seguro y a quien se le protege. En otras palabras, el asegurado es la persona que paga la prima del seguro. Por ejemplo, si contratas un seguro de vida, tú eres el asegurado. Si contratas un seguro de automóvil, el vehículo que estás asegurando es el asegurado.
Por otro lado, el beneficiario es la persona que recibe los beneficios del seguro, es decir, la persona que recibe el pago del seguro en caso de que se cumpla la póliza. Por ejemplo, si tienes un seguro de vida, tu beneficiario será la persona que recibirá el pago del seguro si mueres. De manera similar, si tienes un seguro de automóvil, el beneficiario será la persona que recibirá el pago del seguro si el vehículo es robado o destruido.
Aunque el asegurado y el beneficiario pueden ser la misma persona, también pueden ser diferentes. Por ejemplo, si contratas un seguro de vida para ti mismo, tú serás el asegurado y el beneficiario. Pero si contratas un seguro de vida para tu cónyuge, tu cónyuge será el asegurado y tú serás el beneficiario.
En general, el asegurado es la persona que paga la prima y el beneficiario es la persona que recibe el pago del seguro. Sin embargo, esto no siempre es así. Por ejemplo, si contratas un seguro de vida para tu hijo, tú serás el asegurado y tu hijo será el beneficiario. En este caso, tú pagas la prima, pero tu hijo recibe el pago en caso de fallecimiento.