La Ley de Propiedad Horizontal (LPH) es un conjunto de normas que regulan la convivencia en los edificios de propiedad horizontal. En cuanto a las mascotas, la LPH establece que los propietarios de una vivienda pueden tenerlas siempre y cuando no molesten ni perjudiquen a los demás vecinos.
Así, según el artículo 7.2 de la LPH, los vecinos tienen derecho a "vivir en un ambiente libre de molestias excesivas que afecten a su tranquilidad". De esta forma, si las mascotas causan molestias excesivas, como puede ser el caso de los perros que ladran mucho o los gatos que trepan por las paredes, el propietario de la vivienda podría ser sancionado.
No obstante, en el caso de los perros guía, la LPH establece una serie de excepciones para garantizar el derecho de los propietarios a tener una mascota. Así, en el artículo 7.3 de la LPH se establece que los perros guía "no serán considerados como animales domésticos" y, por lo tanto, no estarán sujetos a las limitaciones del artículo 7.2.
En consecuencia, los perros guía podrán estar en todos los espacios comunes del edificio, como el lobby, el jardín o la piscina, siempre y cuando no molesten a los demás vecinos.
Los ladridos del perro del vecino pueden suponer una molestia para cualquier persona. Si no se puede evitar el contacto con el perro, hay que tener en cuenta una serie de pautas para no agravar la situación y, en la medida de lo posible, intentar que cese la molestia. En primer lugar, es importante no llamar la atención del perro hacia uno mismo. Esto se consigue ignorándolo, sin mirarlo ni hablarle. Si el perro está en un patio cerrado, conviene no acercarse a él ni pasar por delante de él. Si el perro está suelto, es preferible cruzar la calle para evitar el encuentro. En segundo lugar, si el perro del vecino está en un patio cerrado y tiene acceso a la calle, es importante no dejar que entre en contacto con las personas que pasan por delante de su casa. Si el perro está en un patio abierto, es recomendable que el vecino lo controlle para evitar que moleste a los transeúntes. En tercer lugar, si el perro del vecino está en un patio cerrado y tiene acceso a la calle, es importante que el vecino lo controlle para evitar que moleste a los transeúntes. En cuarto lugar, si el perro del vecino está en un patio abierto, es recomendable que el vecino lo controle para evitar que moleste a los transeúntes. En quinto lugar, si el perro del vecino está en un patio cerrado y tiene acceso a la calle, es importante que el vecino lo controlle para evitar que moleste a los transeúntes. En sexto lugar, si el perro del vecino está en un patio abierto, es recomendable que el vecino lo controle para evitar que moleste a los transeúntes.