Dependiendo del seguro que contratemos, éste se hará cargo de un porcentaje u otro de los daños ocasionados. No obstante, en la mayoría de los casos, el asegurado tendrá que hacer frente a una franquicia, es decir, una cantidad que, en principio, deberá abonar él mismo. Así, por ejemplo, si contratamos una póliza a todo riesgo y sufrimos daños materiales en nuestro vehículo por culpa de otro conductor, el seguro se hará cargo de todos los gastos salvo la franquicia. No obstante, en el caso de que el asegurado sea el responsable del accidente, lo más probable es que tenga que hacer frente a todos los gastos derivados del siniestro.
El seguro debe pagar un siniestro de acuerdo a la póliza que hayas contratado. Si contrataste un seguro de daños, este se encargará de cubrir los daños materiales ocasionados por un siniestro. Si contrataste un seguro de vida, este se encargará de cubrir los gastos médicos y/o funerales en caso de fallecimiento.
En el caso de un seguro de daños, la aseguradora debe pagar el valor del siniestro, hasta el límite establecido en la póliza. Por ejemplo, si contrataste un seguro de $100,000 y el siniestro fue por $50,000, la aseguradora deberá cubrir el 100% del daño. Sin embargo, si el siniestro fue por $200,000, la aseguradora solo deberá cubrir hasta $100,000, y tú deberás cubrir el resto.
En el caso de un seguro de vida, la aseguradora deberá cubrir los gastos médicos y/o funerales en caso de fallecimiento. El monto a pagar será determinado por la póliza que hayas contratado.
El siniestro total es una situación en la que un vehículo sufre daños irreparables, y por lo tanto, debe ser reemplazado. En la mayoría de los casos, el seguro de automóvil cubrirá el costo del reemplazo, pero es importante tener en cuenta que el reembolso puede ser menor que el valor real del vehículo.
Hay varias maneras en que se puede calcular el siniestro total. En primer lugar, se puede calcular el costo de reparación del vehículo y luego compararlo con el valor de mercado del vehículo. Si el costo de reparación es igual o mayor al valor de mercado, se considerará un siniestro total.
Otra forma de calcular el siniestro total es comparar el costo de reparación con el valor de compra del vehículo. Si el costo de reparación es igual o mayor al valor de compra, se considerará un siniestro total. Esto es especialmente común en los casos en que el vehículo está muy dañado o tiene más de un año de uso.
En algunos casos, el seguro puede considerar un siniestro total si el vehículo ha sido robado y no se puede recuperar. También pueden considerar un siniestro total si el vehículo sufre daños catastróficos, como un incendio o un desastre natural.
Te has metido en un coche con un conductor borracho y te has hecho daño. Ahora quieres cobrar una indemnización, pero ¿cuánto tarda en llegar el dinero?
La indemnización no es una suma de dinero que se te entrega al instante. Hay un proceso que se debe seguir y una serie de factores que pueden retrasar el pago. En primer lugar, el abogado de la otra parte presentará una oferta de acuerdo. Si usted acepta, el dinero puede llegar en un par de semanas. Si usted rechaza la oferta, el proceso se alargará y puede tardar meses, incluso años, en resolverse.
Los factores que pueden retrasar el pago de una indemnización son:
En resumen, el tiempo que tarda en llegar el dinero de la indemnización depende de una serie de factores. Si el caso es sencillo y no hay mucho dinero en cuestión, puede resolverse en un par de semanas. Si hay un juicio, el proceso puede alargarse varios meses o años.
Cuando se produce un accidente y el coche queda totalmente destrozado, se dice que ha sufrido un siniestro total. Esto significa que, aunque la reparación sea posible, será más cara que el valor del vehículo. Por esta razón, la aseguradora suele optar por dar el coche siniestro total al asegurado y, en su lugar, le abona una cantidad de dinero equivalente al valor del vehículo.
Si el vehículo es muy antiguo, puede que la aseguradora decida que no merezca la pena repararlo y, en este caso, el asegurado solo recibirá una indemnización por el valor de mercado del vehículo, que suele ser mucho menor que el valor de la reparación.
En algunos casos, el asegurado puede decidir reparar el vehículo por su cuenta y, en este caso, la aseguradora le abonará el valor de las reparaciones. No obstante, hay que tener en cuenta que, si se produce otro accidente con el mismo vehículo, la aseguradora solo cubrirá el valor de mercado y no el de las reparaciones.