La seguridad informática es una disciplina relativamente nueva que se ocupa de proteger datos y sistemas contra ataques. En general, se considera que un sistema es seguro si está protegido contra ataques externos e internos y si sólo se pueden realizar las acciones que se han autorizado. Sin embargo, en la práctica, es muy difícil alcanzar este nivel de seguridad, por lo que un sistema se considera infraseguro si existe una posibilidad real de que se produzcan ataques con éxito.
La infraseguridad es un problema serio que afecta a empresas y organizaciones de todo el mundo. Los ataques pueden tener un impacto significativo en la disponibilidad de los sistemas, la integridad de los datos y la confidencialidad de la información. En algunos casos, pueden incluso causar daños físicos. Por ejemplo, los ataques a los sistemas de control de tráfico aéreo han provocado accidentes de aviones en el pasado.
La infraseguridad es un problema creciente debido al aumento del uso de tecnologías de la información y la conectividad. Los ataques son cada vez más sofisticados y los delincuentes están cada vez más motivados por el dinero. Además, muchos sistemas se han vuelto más complejos y están interconectados, lo que aumenta la superficie de ataque. Por ejemplo, un ataque a un sistema de control de tráfico aéreo puede tener consecuencias catastróficas, pero el ataque en sí mismo puede ser relativamente sencillo.
Para proteger los sistemas contra ataques, es necesario comprender qué es lo que se está protegiendo y qué tipo de ataques se pueden realizar. En general, se debe proteger el hardware, el software y los datos. El hardware es el equipo físico, como los ordenadores, los routers y los servidores. El software es el código que se ejecuta en el hardware y los datos son la información que se almacena en el hardware.
Por lo general, se debe proteger el hardware contra ataques físicos, como el robo o la destrucción. También se debe proteger el software contra ataques lógicos, como los virus o los ataques de denegación de servicio. Los datos deben protegerse contra el acceso no autorizado, la modificación o la destrucción.
La seguridad informática es una disciplina muy amplia y en constante evolución. Existen numerosas técnicas y herramientas para proteger los sistemas, pero ninguna garantiza el 100% de seguridad. Es importante tener en cuenta que la seguridad es un proceso continuo y se debe estar alerta ante nuevos ataques y amenazas.
El infraseguro se determina a partir del análisis de la exposición al riesgo de la empresa. Se trata de una herramienta de gestión del riesgo que identifica y mide el riesgo a los que está expuesta la empresa y que no están cubiertos por el seguro. El objetivo del infraseguro es reducir el riesgo y, en consecuencia, el coste del seguro.
Para determinar el infraseguro, se realiza un análisis de riesgos de la empresa. Se identifican todos los riesgos a los que está expuesta la empresa y se mide su probabilidad de ocurrencia y su impacto. A partir de este análisis, se determina el grado de exposición al riesgo de la empresa y se establece el nivel de infraseguro necesario.
El infraseguro puede estar compuesto por diferentes medidas de protección, como la reducción de riesgos, el aumento de la capacidad de respuesta o el acceso a nuevas fuentes de financiación. También se puede utilizar el infraseguro para cubrir los costes de reparación o restauración de los daños causados por un riesgo.
La regla proporcional por infraseguro es un método de cálculo de daños y perjuicios en el que, al determinar la indemnización a percibir por un asegurado, se toma como base el valor de la póliza, reducido en la medida en que éste haya estado subasegurado. Es decir, siempre que el valor asegurado sea inferior al valor real del bien asegurado.
La aplicación de esta regla se justifica en que el asegurador, al contratar un seguro, asume el riesgo de todo el valor del bien asegurado, y el asegurado solo está obligado a pagar una prima en función del valor asegurado.
No obstante, cuando el asegurado contrata un seguro por un valor inferior al valor real del bien asegurado (subasegura), está reduciendo el riesgo que asume el asegurador, de forma que, en caso de siniestro, deberá indemnizarle en la misma medida en que éste haya estado subasegurado.
Así, si el bien asegurado tiene un valor real de 100.000 euros y el asegurado contrata un seguro por un valor asegurado de 50.000 euros, en caso de siniestro, el asegurador solo estará obligado a indemnizarle en 50.000 euros.