La previsión social puede definirse como un conjunto de medidas que el Estado pone en marcha para proteger a los ciudadanos ante eventualidades que puedan afectar su economía, como enfermedades, vejez, discapacidad, fallecimiento, paro, etc.. En general, se trata de una serie de prestaciones a las que los trabajadores tienen derecho por el hecho de cotizar a la Seguridad Social.
La finalidad de la previsión social es, pues, garantizar un mínimo vital a aquellas personas que, por diversas circunstancias, no pueden cubrir sus necesidades básicas. De esta forma, se pretende que nadie quede excluido de la sociedad por no disponer de los recursos económicos suficientes.
En la actualidad, la previsión social se encuentra regulada por la Constitución Española, concretamente en su Título VIII. Asimismo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha establecido unos principios básicos en materia de prestaciones sociales a los que todos los Estados miembros deben adherirse.
Previsión social es un término que se utiliza para describir una variedad de programas diseñados para proteger a las personas de los efectos económicos adversos de la vejez, el enfermedad, la invalidez, el fallecimiento del cónyuge o del padre, el desempleo, o la pérdida de ingresos debido a la maternidad o la paternidad. Los programas de previsión social varían ampliamente de un país a otro, pero todos tienen el objetivo de ofrecer un nivel mínimo de protección para los ciudadanos más vulnerables.
En general, los programas de previsión social se financian con impuestos sobre la renta y el trabajo, y también pueden incluir cuotas de afiliación a cargo de los beneficiarios. Algunos programas, como las pensiones de jubilación, requieren que los afiliados coticen durante un período de tiempo antes de que puedan acceder a los beneficios; otros, como las prestaciones por desempleo, no requieren cotizaciones previas, pero están sujetos a requisitos de elegibilidad, como un mínimo de semanas de trabajo.
Los programas de previsión social pueden proporcionar beneficios en efectivo, como las pensiones de jubilación y las prestaciones por desempleo, o beneficios en especie, como los servicios de atención médica y las prestaciones por invalidez. Algunos programas, como las becas para estudiantes, proporcionan ayuda para pagar los costos de educación.
Aunque los programas de previsión social pueden tener un impacto significativo en la reducción de la pobreza, en muchos países el nivel de protección que ofrecen es insuficiente para permitir a las personas llevar una vida digna. Según las estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2017, más de 100 millones de personas en los países de la OCDE vivían en pobreza, lo que significa que no tenían los recursos para cubrir sus necesidades básicas.
La pobreza es particularmente prevalente entre las familias con niños, las personas mayores, las personas que viven solas y las personas con discapacidad. En muchos países, las mujeres son más propensas que los hombres a vivir en pobreza, ya que enfrentan mayores obstáculos para el acceso a los empleos y los ingresos. Las personas que trabajan en empleos precarios o en el sector informal también son más propensas a la pobreza.
Para reducir la pobreza, muchos países han aumentado el nivel de protección que ofrecen sus programas de previsión social. En algunos casos, esto se ha logrado mediante el aumento de los beneficios en efectivo, como las pensiones de jubilación y las prestaciones por desempleo, o el mejoramiento de los servicios en especie, como la atención médica y la educación. También se han tomado medidas para mejorar el acceso de los beneficiarios a los programas, por ejemplo, mediante la simplificación de los requisitos de elegibilidad o el aumento de la cobertura de los programas.
La previsión social es un conjunto de medidas de protección social que tienen por objeto atender a las contingencias que puedan afectar a las personas en razón de su edad, su estado de salud o de su situación de dependencia económica. Estas prestaciones pueden ser de carácter contributivo o no contributivo, según el modelo de financiación elegido.
Las prestaciones de previsión social pueden ser de carácter contributivo o no contributivo. En el primer caso, se trata de prestaciones que se financian mediante el pago de cotizaciones por parte de los trabajadores y de sus empresarios. En el segundo caso, las prestaciones se financiarán mediante el impuesto general sobre las rentas de las personas físicas (IRPF) o mediante subvenciones públicas.
Las prestaciones de previsión social pueden ser de carácter contributivo o no contributivo, según el modelo de financiación elegido. En el primer caso, se trata de prestaciones que se financian mediante el pago de cotizaciones por parte de los trabajadores y de sus empresarios. En el segundo caso, las prestaciones se financiarán mediante el impuesto general sobre las rentas de las personas físicas (IRPF) o mediante subvenciones públicas.
En España, el sistema de previsión social está regulado por la Ley General de la Seguridad Social (LGSS), que establece las bases y las condiciones de acceso a las prestaciones contributivas y no contributivas. Las prestaciones contributivas se financian mediante el pago de cotizaciones por parte de los trabajadores y de sus empresarios. Las prestaciones no contributivas se financian mediante el impuesto general sobre las rentas de las personas físicas (IRPF) o mediante subvenciones públicas.
La Ley de Previsión Social establece un conjunto de prestaciones sociales a favor de los trabajadores, sus familiares y otras personas que reúnan los requisitos establecidos. Las prestaciones se otorgan en los siguientes casos: maternidad, paternidad, enfermedad, accidente de trabajo, cese de actividad, jubilación, fallecimiento, riesgo durante el embarazo, riesgos durante la lactancia, desempleo, cese de actividad por jubilación, víctima de violencia de género, cuidado de hijos/as menores de 3 años, cuidado de familiares en situación de dependencia, cuidado de familiares en situación de enfermedad grave, incapacidad permanente, asistencia sanitaria, ayuda por hijo/a con discapacidad, renta vitalicia por fallecimiento de cónyuge o pareja de hecho, renta mensual vitalicia por fallecimiento de hijo/a o ascendiente, pensión de orfandad, asignación familiar por hijo/a a cargo, asignación familiar por hijo/a discapacitado/a, asignación familiar por hijo/a en edad escolar, asignación por maternidad o paternidad, asignación por riesgo durante el embarazo, asignación por riesgo durante la lactancia, ayuda económica para estudiantes de hasta 25 años, beca de movilidad, ayuda económica por cese de actividad, renta activa de inserción, prestación por desempleo, subsidio por desempleo, prestación contributiva por desempleo, prestación no contributiva por desempleo, asignación tributaria por desempleo, indemnización por despido improcedente, jubilación, pensión de invalidez, pensión por fallecimiento, asignación tributaria por jubilación, renta vitalicia por fallecimiento de cónyuge o pareja de hecho, renta mensual vitalicia por fallecimiento de hijo/a o ascendiente, pensión de orfandad, incapacidad permanente, asignación tributaria por incapacidad permanente, renta vitalicia a favor de familiares en situación de dependencia, prestación económica por cuidado de familiares en situación de enfermedad grave, asignación tributaria por cuidado de familiares en situación de enfermedad grave.
Los planes de previsión social tienen como objetivo proteger a los trabajadores y sus familias en caso de fallecimiento, invalidez o jubilación. Según el Instituto Nacional de Seguridad Social, un plan de previsión social debe tener en cuenta los siguientes aspectos:
En España, el Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) es el organismo encargado de gestionar los planes de previsión social de los trabajadores. Los trabajadores cotizan a la Seguridad Social y, a cambio, reciben prestaciones en caso de fallecimiento, invalidez, jubilación, enfermedad, maternidad o paternidad. Los planes de previsión social también cubren el riesgo de desempleo.
En el caso de las empresas, el plan de previsión social debe estar adaptado a las necesidades de la empresa y de los trabajadores. Los planes de previsión social de las empresas suelen ser más completos y cubren más riesgos que los planes de Seguridad Social. Algunas empresas cubren también el riesgo de enfermedad, maternidad o paternidad, y el de accidente de trabajo.
Los planes de previsión social de las empresas pueden ser de dos tipos:
En ambos casos, las empresas suelen contratar una mutualidad o una aseguradora para gestionar el plan de previsión social. Las mutualidades y las aseguradoras son empresas especializadas en la gestión de planes de previsión social.