El semáforo nutricional es una guía de alimentos que se basa en la cantidad de nutrientes, en particular en la cantidad de grasa, azúcar y sal que contiene un producto. Se usa el símbolo de un semáforo para indicar el nivel de cada nutriente en el producto. Los productos con una etiqueta verde son los que contienen menos de 3 g de grasa, 1,5 g de azúcar y 0,1 g de sal por 100 g. Los productos con una etiqueta amarilla son aquellos que contienen entre 3 y 20 g de grasa, 1,5 y 7,5 g de azúcar y 0,1 y 0,3 g de sal por 100 g. Los productos con una etiqueta roja son aquellos que contienen más de 20 g de grasa, 7,5 g de azúcar y 0,3 g de sal por 100 g.
El objetivo del semáforo nutricional es ayudar a las personas a tomar decisiones saludables sobre qué productos comprar. Se recomienda que las personas elijan más productos con etiquetas verdes y amarillas y eviten los productos con etiquetas rojas. Sin embargo, el semáforo nutricional no tiene en cuenta el valor nutricional de los productos, por lo que algunos productos con etiquetas rojas pueden ser más saludables que los productos con etiquetas verdes. Por ejemplo, un producto con una etiqueta roja puede contener más grasa que un producto con una etiqueta verde, pero también puede contener más proteínas o vitaminas.
El semáforo nutricional es una herramienta útil, pero no es perfecta. Las personas deben usar el semáforo nutricional junto con otros factores, como el contenido de nutrientes y el tamaño de la porción, para tomar decisiones saludables sobre qué productos comprar.
El semáforo nutricional es un sistema de clasificación de los alimentos que se basa en su contenido de grasa, azúcar y sal. Los alimentos se clasifican en 3 categorías: rojo (alto en grasa, azúcar o sal), amarillo (medio en grasa, azúcar o sal) y verde (bajo en grasa, azúcar o sal).
El color rojo significa que el alimento es alto en grasa, azúcar o sal y debe consumirse con moderación. Los alimentos que se encuentran en esta categoría son generalmente procesados, dulces o fritos. Aunque algunos alimentos naturales, como las frutas secas o el aceite de oliva, también pueden estar en esta categoría.
Los alimentos de la categoría roja no deben consumirse a diario, pero es posible incluirlos en la dieta de vez en cuando. Lo importante es controlar las porciones y no exceder el consumo de estos alimentos. También es importante balancear el consumo de alimentos de la categoría roja con alimentos de las categorías amarilla y verde.
El color verde significa que un alimento es seguro para comer. Esto significa que el alimento no contiene ninguno de los 8 alérgenos más comunes (gluten, crustáceos, huevos, pescado, cacahuetes, soja, leche y frutos secos).
Los alérgenos son sustancias que pueden causar una reacción alérgica en algunas personas. Las personas alérgicas pueden tener síntomas leves, como una erupción cutánea o una picazón, o síntomas graves, como un ataque al corazón o un respirar. Si usted o alguien que conoce tiene una alergia, es importante leer las etiquetas de los alimentos para evitar los alérgenos.
La ley federal de los Estados Unidos requiere que los alimentos que contengan alérgenos sean etiquetados de forma clara. Sin embargo, el color verde en un paquete de alimentos no significa que el alimento no pueda contener otros ingredientes que no sean alérgenos. Por ejemplo, un paquete de galletas puede tener el color verde, pero si contiene gluten, también debe etiquetarse como "contiene gluten".
Los alimentos que se encuentran etiquetados con la letra A, B, C o D son parte de una guía de alimentos que se usa en los Estados Unidos para ayudar a las personas a seleccionar alimentos saludables. La letra A se asigna a los alimentos que son altos en nutrientes y bajos en calorías, grasas y azúcares. Los alimentos etiquetados con la letra B son altos en nutrientes y también tienen un contenido moderado de calorías, grasas y azúcares. Los alimentos marcados con la letra C son altos en nutrientes, pero también tienen un alto contenido de calorías, grasas y azúcares. Los alimentos que se encuentran etiquetados con la letra D son altos en nutrientes, pero también tienen un alto contenido de calorías, grasas y azúcares.
La guía de alimentos se basa en las recomendaciones dietéticas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) y del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). La guía de alimentos se actualiza cada cinco años para asegurarse de que se están ofreciendo las mejores opciones de alimentos saludables para la población de los Estados Unidos. La última versión de la guía de alimentos fue publicada en 2020.
NutriScore es una herramienta de evaluación de la calidad nutricional de los alimentos, creada por un grupo de científicos europeos. Se basa en el análisis de cinco grupos de nutrientes (grasas saturadas, azúcares, proteínas, fibra y sodio) y en la presencia o ausencia de frutas, verduras y legumbres. Se trata de un sistema sencillo de comprender y de aplicar, que permite a los consumidores tomar decisiones más informadas en cuanto a la alimentación.
NutriScore está compuesto por cinco categorías de color, que van desde A (verde) hasta E (rojo). Los alimentos que se encuentran en la categoría A son los más saludables, mientras que los de la categoría E son los menos saludables. En cada categoría, los alimentos se ordenan de manera ascendente o descendente en función de su contenido en nutrientes. Por ejemplo, un alimento que contenga muchas grasas saturadas y azúcares estará en la parte inferior de la categoría E, mientras que uno que contenga una cantidad moderada de grasas saturadas y azúcares estará en la parte superior de la misma categoría.
Los alimentos que se encuentran en las categorías A y B son los que se recomiendan consumir con más frecuencia, mientras que los de las categorías D y E son los que se recomiendan consumir con menos frecuencia. No obstante, se recuerda que todos los alimentos pueden formar parte de una dieta saludable, siempre y cuando se consuman en las cantidades adecuadas.
En cuanto a su precisión, NutriScore ha demostrado ser un buen predictor del riesgo de obesidad y de enfermedades cardiovasculares. Asimismo, se ha comprobado que es más eficaz que otros sistemas de evaluación de la calidad nutricional, como el índice de masa corporal (IMC) o el índice de grasa corporal (IGC).